Breve historia
Desde la "ingeniería romana" se han utilizado muy diversos productos y técnicas para romper rocas. Para grandes volúmenes se utilizan técnicas de ingeniería, pero para pequeños volúmenes se ha consolidado como habitual el histórico uso de pólvoras o de explosivos caseros. Además de las pólvoras, también se han usado en los últimos tiempos mezclas químicas no explosivas, muy eficaces y más seguras aunque igualmente ilegales.
El año 2010 marcó un punto de inflexión al aparecer el nuevo Reglamento de Artículos Pirotécnicos y Cartuchería (el Reglamento). Con este nuevo Reglamento se pudieron enmarcar legalmente los productos de última generación dirigidos a fragmentar rocas sin producir explosión.
El Reglamento considera la nueva Categoría P2, con P de Profesionales, que incluye a los Rompedores de Rocas. No son otros que aquellas mezclas no explosivas que ya se venían usando, pero ahora homologados y legalizados. No obstante, el hecho de que se recojan legalmente algunos productos no impide que siga siendo fácil y sencilla la tradicional e histórica utilización de productos no controlados y de naturaleza explosiva, al menos para pequeños trabajos.
Desde la aparición del Reglamento, el calado en la sociedad de los Rompedores de Rocas ha ido en aumento, siendo utilizados en múltiples sectores profesionales y laborales. Los fabricantes han adaptado sus productos en formatos y características técnicas, según su previsión de uso.
Los Rompedores de Rocas se posicionan como productos de muy baja peligrosidad por no producir los efectos asociados a una explosión, por ofrecer resultados inmediatos, por ser utilizados por personas cualificadas y por tener un control de fabricación muy estricto.
Pero se observa desde hace años una descoordinación entre las demandas sociales y las normativas reguladoras, incluyendo el propio Reglamento. Este desequilibrio hace que sea más fácil seguir utilizando los productos no homologados (de uso tradicional) y más difícil el uso de los productos homologados. Los productos homologados son más seguros y eficaces que los no homologados pero están lastrados por los impedimentos y filtros que les impone la legalidad.
En el año 2023, por iniciativa de un grupo de usuarios y de técnicos en distintas disciplinas, todos ellos interesados en estas nuevas tecnologías, aparece la Asociación Nacional de Fragmentadores de Rocas, AFRONA, y también gracias a la colaboración de la Administración y de distintas instituciones comprometidas con el proyecto.
AFRONA lucha día a día por la mayor agilidad en el uso de los Rompedores de Rocas, trabajando por una regulación legal más adecuada a los usos y necesidades sociales y por una formación del sector bajo los criterios de legalidad, seguridad y eficiencia.
AFRONA es Entidad Colaboradora de la Administración (ECA), considerada por tanto como entidad con capacidad para intervenir en las acciones que la Administración emprenda en cuanto a la evolución de las normas y la interpretación de las mismas.
El aumento diario de asociados nos permite consolidar la situación de AFRONA como entidad al servicio del colectivo.
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